Coincidencialmente mientras comienzan a caer los primeros copos de nieve de un invierno que se anuncia inclemente y precoz, sentado en la mesa habitual del tibio y silencioso cafe que para entregarse a las letras frecuentemente visita, El imitador de voces pasa a la segunda pagina de su nuevo proyecto de lectura: Nieve, la ultima novela traducida al español del escritor turco Orhan Pamuk. Como casi cada libro que lee de inmediato hace de la lectura de este lo mas importante y escencial de su vida. Asi es El imitadior de voces, un prisionero a cadena perpetua de la literatura. Lo veo desde afuera atravez del cristal que queda exacteme a su frente y atraves del cual melancolicamente fija la mirada vacia y sin horizonte cada vez que hace una pausa en la lectura. Tan cerca estoy de el que poco me ha costado mirar el titulo y autor de su libro y tan cerca que mas que todo, a pesar del frio y de la nieve, que cada vez es mas y me urgen a correr hacia mi carro donde me esperan mi mujer y mi hija con la calefaccion a ochenta grados, he visto la soledad. En el camino a casa mientras sorbo despacio el cafe que llevo en mis manos, esta caliente como el demonio, mi hija canta con su madre, y en la radio se escucha un saxofon muy bajo, muy bajo, pienso en que quiza mañana me acerque a el y trate de hacer lo que hace tanto tiempo vengo intentado: Hablarle y preguntarle, "que tal el libro".
sábado, noviembre 26, 2005
Nieve
Coincidencialmente mientras comienzan a caer los primeros copos de nieve de un invierno que se anuncia inclemente y precoz, sentado en la mesa habitual del tibio y silencioso cafe que para entregarse a las letras frecuentemente visita, El imitador de voces pasa a la segunda pagina de su nuevo proyecto de lectura: Nieve, la ultima novela traducida al español del escritor turco Orhan Pamuk. Como casi cada libro que lee de inmediato hace de la lectura de este lo mas importante y escencial de su vida. Asi es El imitadior de voces, un prisionero a cadena perpetua de la literatura. Lo veo desde afuera atravez del cristal que queda exacteme a su frente y atraves del cual melancolicamente fija la mirada vacia y sin horizonte cada vez que hace una pausa en la lectura. Tan cerca estoy de el que poco me ha costado mirar el titulo y autor de su libro y tan cerca que mas que todo, a pesar del frio y de la nieve, que cada vez es mas y me urgen a correr hacia mi carro donde me esperan mi mujer y mi hija con la calefaccion a ochenta grados, he visto la soledad. En el camino a casa mientras sorbo despacio el cafe que llevo en mis manos, esta caliente como el demonio, mi hija canta con su madre, y en la radio se escucha un saxofon muy bajo, muy bajo, pienso en que quiza mañana me acerque a el y trate de hacer lo que hace tanto tiempo vengo intentado: Hablarle y preguntarle, "que tal el libro".
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1 comentario:
Hola Fernando! Fijate que hoy ha sido el día en que mirando los links de Alde te he encontrado de nuevo. No te leía desde el foro de clubcultura y ha sido muy agradable poder hacerlo de nuevo. Te voy a enlazar para seguirte de cerca. Un abrazo.
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